domingo, 11 de septiembre de 2011


 El 5 de agosto el ministro de minas y energía, Carlos Rodado Noriega, presentó ante representantes del sector privado la reforma a la minería, con la cual se espera que la explotación minera pase de un crecimiento del 3,2%, en los últimos cinco años, a uno del 9,5% para el 2020, lo que promete ser, entonces, uno de los motores de la economía colombiana. No obstante, hay quienes no están del todo de acuerdo con el optimismo frente al sector minero. Tal es el caso del senador Alexander López y de Mario Valencia, miembro de la Red Colombiana Frente a la Gran Minería Transnacional. Ellos creen que las pequeñas y medianas empresas mineras quedarían fuera de competencia, y que la explotación desenfrenada por parte de las empresas transnacionales puede traer serios daños al medio ambiente.
Lo cierto en todo este asunto es que las políticas están enfocadas al crecimiento económico per se, dejando de lado otras cuestiones sumamente importantes. ¿De qué le sirve al país crecer en su economía si aquello significaría un deterioro del medio ambiente y un perjuicio a las comunidades? Y es que Ingeominas ha otorgado títulos mineros en páramos y reservas forestales, sin los cuales se pondría en riesgo no sólo el ecosistema como tal, sino la provisión de agua para los colombianos. Por este motivo me parece indispensable precisar la reforma minera y, por tanto, los invito a ustedes, lectores, a que exijamos la creación de una institución que sí esté facultada para garantizar una explotación verde.
Según ‘La silla vacía’, Ingeominas otorgó durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe un total de 38 títulos mineros que equivalen al 0,3% del total de las áreas de Parques Nacionales. Además, concedió 71 títulos sobre 14.708 hectáreas de reservas forestales protectoras, que son las que garantizan el agua que consumimos los colombianos. Todas estas cifras las publicó el Ministerio del Medio Ambiente, pero no parecen tener suficiente eco en el Gobierno. De hecho, se ha diseñado una política descaradamente flexible con el fin de atraer la inversión extranjera, constituyéndole a las multinacionales un panorama sumamente alentador para ganar dinero. Sin embargo, enriquecer a los más ricos definitivamente no es una razón que justifique arrasar  con la naturaleza de forma irreversible. Ya el ex ministro del Medio Ambiente, Manuel Rodríguez, ha manifestado los terribles efectos que puede generar la explotación minera: la contaminación del agua, la erosión del suelo, la deforestación y el agotamiento de los ríos.

1 comentario:

  1. El 5 de agosto el Mministro de Mminas y Eenergía, Carlos Rodado Noriega, presentó ante representantes del sector privado la reforma a la minería, con la cual se espera que la explotación minera pase de un crecimiento del 3,2%, en los últimos cinco años, a uno del 9,5% para el 2020, lo que promete ser, (entonces) SOBRA , uno de los motores de la economía colombiana. No obstante, hay quienes no están del todo de acuerdo con el optimismo frente al sector minero. Tal es el caso DE LOS SENADORES del senador Alexander López y de Mario Valencia, miembroS de la Red Colombiana Frente a la Gran Minería Transnacional. Ellos creen que las pequeñas y medianas empresas mineras quedarían fuera de competencia, y que la explotación desenfrenada por parte de las empresas transnacionales puede traer serios daños al medio ambiente.
    Lo cierto en todo este asunto es que las políticas están enfocadas al crecimiento económico per se, dejando de lado otras cuestiones sumamente importantes. ¿De qué le sirve al país crecer en su economía si aquello significaría un deterioro del medio ambiente y un perjuicio a las comunidades? Y es que Ingeominas ha otorgado títulos mineros en páramos y reservas forestales, sin los cuales se pondría en riesgo no sólo el ecosistema como tal, sino la provisión de agua para los colombianos. Por este motivo me parece indispensable precisar la reforma minera y, por tanto, los invito a ustedes, lectores, a que exijamos la creación de una institución que sí esté facultada para garantizar una explotación verde.
    Según ‘La silla vacía’, Ingeominas otorgó durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe un total de 38 títulos mineros que equivalen al 0,3% del total de las áreas de Parques Nacionales. Además, concedió 71 títulos sobre 14.708 hectáreas de reservas forestales protectoras, O PROTEGIDAS que son las que garantizan el agua que consumimos los colombianos.PROFUNDIZA ESTO…NO ES SOLO EL AGUA PARA EL CONSUMO Todas estas cifras las publicó el Ministerio del Medio Ambiente, pero no parecen tener suficiente eco en el Gobierno. De hecho, se ha diseñado una política descaradamente flexible con el fin de atraer la inversión extranjera, constituyéndole CREÁNDOLE a las multinacionales un panorama sumamente alentador para ganar dinero. Sin embargo, enriquecer a los más ricos definitivamente no es una razón que justifique arrasar con la naturaleza de forma irreversible. Ya el ex ministro del Medio Ambiente, Manuel Rodríguez, ha manifestado los terribles efectos que puede generar la explotación minera: la contaminación del agua, la erosión del suelo, la deforestación y el agotamiento de los ríos.
    NOTA:40

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